La inquietud nomal no puede considerarse como hiperactividad. aporte: JOHN NEPER - Quito |
En la actualidad es muy frecuente referirse como hiperactivo a aquel niño muy inquieto, sin reparar en el verdadero significado de la hiperactividad, incluso en forma irracional se han referido a ellos como casos problemáticos, en el sentido de que éstos supuestamente poseen un espíritu destructivo, con un alto grado de insensibilidad, y una conducta nerviosa, sin embargo la hiperactividad de los niños es considerada como normal, mientras se encuentren explorando su vida infantil entre los dos y tres años. Pasado este período se pueden considerar niños hiperactivos a aquellos que presentan las siguientes características:
- Regularmente hablan en exceso.
- En clase abandonan constantemente su asiento, no pueden estar sentados.
- Mueven excesivamente manos y pies y se retuerce en su asiento.
- Tienen dificultad para dedicarse a actividades lúdicas.
- Se les complica respetar turnos.
- Responden precipitadamente, incluso antes de formular completamente la pregunta.
- Se entrometen con los objetos personales de los demás.
- Saltan y corren en momentos no adecuados.
Es importante aclarar que algunos casos de hiperactividad vienen acompañados con TDA o déficit de atención, en este caso toman el nombre de TDAH o trastorno de atención acompañado con hiperactividad, se les identifica porque aparte de presentar la sintomatología anterior se suman las siguientes:
- Tienen dificultad para mantener la atención (desatención).
- Su trabajo escolar suele ser sucio y desordenado, no prestan atención a los detalles.
- No terminan las tareas escolares, pasa de una actividad a otra sin terminar la anterior.
- Son olvidadizos en sus tareas diarias, olvidan el lunch, las tareas, entre otras. Regularmente, parecen no escuchar cuando se le habla, aparentan tener la mente en otro lugar o como si no oyera.
- No siguen instrucciones ni órdenes.
- Tienen dificultad para organizar tareas y actividades.
- Suelen tratar sin cuidado sus materiales escolares y juguetes.
- Evitan situaciones que demandan dedicación personal y concentración.
- Con frecuencia pierden objetos indispensables para tareas o actividades como lápices, pinturas, borrador, libros.
- Se distraen con facilidad ante estímulos sin importancia como ruidos.
- En algunos casos, son explosivos o cambian su humor con facilidad.
- Algunos niños hiperactivos presentan sentimientos de frustración y baja tolerancia ante los problemas.
- A veces presentar desadaptación social o problemas de relación con los compañeros, inclusive pueden tener problemas de ansiedad, agresividad e inconformidad.
- Dueños de una actividad motora excesiva e inapropiada. Como consecuencia de ello suelen fracasar en la escuela.
COMO AYUDAR A UN NIÑO HIPERACTIVO.
Aunque el tratamiento es personal, existen tips coincidentes que le permitirán actuar acertadamente, así:
En casa:
- Poner normas claras y bien definidas.
- Dar órdenes cortas y de una en una.
- Estimular la autoestima del niño/a, reconociendo sus logros
- Cumplir siempre las sanciones y recompensas que previamente acordó con el niño/a.
- Propiciar un ambiente armonioso: ordenado, organizado y sereno.
- Fortalecer sus cualidades No dejarse manipular por el niño/a, evitar la sobreprotección.
- Darle pequeñas responsabilidades.
- No dejarse doblegar, reconocer que se necesita constancia para ser su soporte.
- Evitar en su dieta alimentos que estimulen la hiperactividad como: bebidas gaseosas, harinas blancas, alimentos con colorantes y suprimir las margarinas.
En la escuela:
- Como profesor/a deberá informarse sobre el tema, la finalidad: comprender, asimilar y ayudar al niño/a.
- Ubicarle al niño/a en un asiento adecuado, lejos de estímulos, entre niños tranquilos y frente al profesor.
- Establecer contacto visual con el niño/a, darle órdenes simples y breves.
- No se le debe abrumar con demasiadas intrucciones, dele una tarea a la vez.
- Exigirle orden en su escritorio
- No permitirle que deje tareas a medio hacer, darle encargos una vez que haya terminado la tarea anterior.
- Alterne las tareas de pupitre con otras actividades que le permitan levantarse o moverse un poco.
- Animarle continuamente, una sonrisa o una palmada en el hombro siempre que haya obtenido un logro, son importantes para premiar las conductas positivas.
- Hacer concesiones especiales, darle más tiempo en las evaluaciones, hacerle caer en cuenta de algún error, tomarle la evaluación oral con la finalidad de que descanse de la escritura.
- Nunca le humille o le conteste en los mismos términos. Evite insistir demasiado sobre todo en su mala conducta o resultados.
- Solicite entrevistas frecuentes con los padres para continuar con su avance.